Columna “Claroscuro”

AUTOR: M.D.I. Virginia Ayala de la Mora

El surgimiento de los distintos medios de comunicación masiva, así como el crecimiento de las sociedades, han generado distintas necesidades comunicativas e informativas. La libertad de expresión, es uno de los derechos fundamentales que aparecen reflejados en estos procesos sociales evolutivos.

En sus inicios, los medios de comunicación fueron utilizados como fuerzas difusoras de ideología de los grupos en el poder. La propaganda ha sido, y es, una herramienta poderosa por medio de la cual se difunde información, “información de características especiales”. Al denominarla como “información de características especiales” me refiero al carácter manipulador que posee la propaganda, y donde claramente se advierte que la única facultad del Derecho a la Información garantizada por el Estado, es la de difundir, misma que se centra en la protección del emisor.

Podemos ver que los receptores de la información, en estas primeras etapas mediáticas donde tanto la prensa como la radio son los encargados de difundir información, son actores meramente pasivos que se limitan a recibir información. Aunque una de las características de los primeros medios de comunicación de masas, de forma negativa, es que no genera una retroalimentación entre emisor y receptor, los avances tecnológicos y las necesidades comunicativas de la sociedad propician que estos receptores pasivos simplemente, se activen.

Las facultades de buscar y recibir información poco a poco encuentran cabida en el desarrollo histórico de la libertad de expresión, antesala del Derecho a la Información, y en el ejercicio práctico de la sociedad. La democratización de los medios de comunicación revela avances claros y un desarrollo inminente en las sociedades. La extensión de la protección jurídica en las tres facultades del Derecho a la Información, no refleja más que un funcionamiento adecuado de los aparatos reguladores del Estado y de una participación ciudadana activa.

Mariana Cendejas, refiere que el objeto de la información “se hace compatible con la idea de participación y es extensible a datos, hechos, comentarios y mensajes necesarios para entender de un modo inteligente las situaciones individuales, colectivas, nacionales e internacionales y para estar en condiciones de tomar las decisiones pertinentes”.

Una vez establecido lo anterior, podemos decir que los medios de comunicación han jugado un papel sumamente importante en la difusión informativa. Al transcurso del tiempo, los habitantes de las sociedades del mundo han aumentado considerablemente, y la diversidad entre ellos es importante considerarla. A pesar de que hay información clasificada como de “interés público”, que de alguna manera pudiera tratarse como de “interés general”, los distintos sectores entre los que se desenvuelven los integrantes de la sociedad, requieren información específica.

Los medios de comunicación de masas, acercan a los individuos a las distintas culturas existentes alrededor del mundo, difunden sus gustos, necesidades y los sucesos más relevantes. Es gracias a esta diversidad mediática que los individuos pertenecientes a una sociedad pueden conocer el resto de las sociedades del mundo, así como sus costumbres y tradiciones, su organización política y económica, etc.

Del mismo modo los avances tecnológicos, en materia de Tecnologías de Información y Comunicación, desarrollados a lo largo y ancho del planeta, debieran estar adecuados a las capacidades y necesidades de las tan diversas sociedades. Es imprescindible, evaluar la pertinencia de integrar tecnologías o aplicar transformaciones a las ya existentes, en sociedades con recursos económicos limitados. En éstas, quizá será pertinente trabajar y reforzar los métodos ya establecidos para la difusión de información así como la protección que el Estado debiera garantizar a las personas respecto de las facultades del Derecho a la Información.

Columna “Claroscuro”

Autor: Redacción

Autor multimedia: Especial