Columna “Claroscuro”
Autor: Redacción
Autor multimedia: Especial
M.D.I. Virginia Ayala de la Mora.
El derecho a la información es un derecho al que todos los habitantes de nuestro país, debiéramos tener acceso. Los medios de comunicación de masas juegan un papel importante en la difusión de información, incluso pueden pretender reforzar el ámbito educativo y exaltar la vida cultural, tanto al interior como al exterior de nuestro país. La Transición a la Televisión Digital Terrestre, puede haber traído consigo el rezago y marginación de un número importante de la población, aun después de dirigir recursos para el equipamiento con televisores que reciban la señal digital, de sectores de la población con recursos limitados. La brecha digital ya existente, tiende a ensancharse y no a reducirse. Los elevados costos para poder competir por una nueva cadena de televisión, reducen las posibilidades de eliminar los monopolios y alentar la competencia que genere una pluralidad informativa.
Desde mi punto de vista, el Estado deberá redoblar esfuerzos para incluir en el ámbito educativo, una alfabetización mediática informacional, de manera tal que los individuos estemos capacitados para acceder a las tecnologías de información y comunicación, y al mismo tiempo explotar y ejercer las facultades del Derecho a la Información, para garantizar la protección de éste y otros derechos humanos que mantienen una interdependencia tangible.
Es desde las bases del sector educativo donde puede insertarse el “chip” de una adecuada utilización de recursos tecnológicos en materia de telecomunicaciones, me refiero en este caso justamente a la alfabetización mediática informacional. No es suficiente con conocer características técnicas y el funcionamiento óptimo de las herramientas que nos permitan acceder a la información. De la mano, deben explotarse las competencias necesarias que permitan discernir entre la diversidad informativa que nos acecha, el recibir información y conformarse con ésta muestra solamente esa característica pasiva del emisor que solía enmarcar los inicios de la protección de la libertad de expresión.
Es preciso entonces, verificar la información que recibimos por medio de una búsqueda más completa que nos permita llevar a cabo un análisis y formarnos un criterio propio. El paso siguiente, será la difusión de una construcción más compleja de conocimiento. Esto sin duda, contribuirá a generar conciencias críticas en los individuos, tendientes al desarrollo individual y por consiguiente social. Por tanto, tenemos que una alfabetización mediática informacional engloba tanto la parte teórico-técnica de las tecnologías de información y comunicación, así como también la práctica constante que permita la explotación de las competencias que permitan recibir, buscar y difundir información con miras hacía la construcción de más conocimiento.
Aunque la educación prevalece como un importante instrumento de control por parte del Estado, la ideología que se transmite por este medio no debiera transgredir los principios básicos sobre derechos humanos que se pretende acatar. Los individuos debieran explotar los campos a los que es posible acceder por medio de la educación y que el derecho a la información complementa. Recibir, buscar y difundir información son facultades imprescindibles que debieran ser ejercidas desde la educación básica. El conocimiento es, y será, el punto medular que fortalece la participación de los individuos en la sociedad, y por tanto la enseñanza deberá ir acompañada de la práctica cotidiana.
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