Chacaleo Exprés:Los 100 Días de Adrián López en la FGE y su esfuerzo por deslindarse del Silvanismo
Autor: Miguel García Tinoco
Autor multimedia: Especial
Para nadie es un secreto que Adrián López Solís no sería Fiscal General sin el apoyo del Gobernador Silvano Aureoles. Es más, el guerrerense no habría sido secretario de Gobierno, ni diputado local, ni coordinador parlamentario sin el respaldo del ingeniero agrónomo.
López Solís, con la venia de su hasta ahora jefe político, trazó su llegada a la Fiscalía General desde el inicio mismo de esta administración. Colocó, también con el beneplácito de Silvano, a fiscales regionales en la entonces Procuraduría General de Justicia y a otros incondicionales en diferentes cargos.
Adrián López, sabe que llegó para ser fiscal 9 años; cree o por lo menos eso exhibe, que poco a poco debe desprenderse la etiqueta del Silvanismo para asumir la autonomía de la cual está investida la institución que encabeza.
Hasta ahora, a 100 días de asumir el cargo, se ha esforzado para alejarse del grupo con el cual compartió el poder en la administración estatal.
Quizá, también con el consentimiento del gobernador, Adrián López Solís y con él varios colaboradores cercanos en la Fiscalía, asumen poco a poco el papel de autónomos y paso a paso se despojan del perredismo, también hacen a un lado a sus otrora compañeros de gabinete, para asumir la independencia que impone la FGE.
El Fiscal General deja atrás la etapa de perredista y funcionario estatal; él, siente obligación por sacudirse estigmas; también se empeña en olvidar su pasado como secretario de Gobierno y diputado local. Poco a poco logra esa “sana distancia”.
Sin embargo, proyecta una imagen de independencia con respecto al gobierno estatal y el gobernador, abona a la fortaleza de la Fiscalía y de la propia imagen de Adrián, sin duda; pero en términos políticos el enfoque es otro. Ese planteamiento pareciera exponer que hay un rompimiento con el gobernador y su equipo, lo cual no es sano.
Adrián se debe al gobernador, eso nadie lo puede negar. Ni él mismo; y eso debe quedar claro, a pesar de que hacia afuera deban cuidarse las formas.
Los genes políticos no se pueden alterar ni negar. ¡Así de simple!
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