Mientras unos aletean desesperados en burdos intentos por ser tomados en cuenta o por presumir que tienen las capacidades para ser los candidatos ideales, otros mantienen perfiles discretos, pero de gran calibre en la recta final de las decisiones de cara a las elecciones 20-21.
El virus de la elección 20-21 trae a muchos afiebrados y cada día, nuevos nombres se van sumando a las largas listas de “todo lo puedo”.
El gobierno del Estado no es la excepción. El caso más claro y reciente, el del exsecretario de Gobierno que intenta emular una de esas viejas y exageradas campañas que hoy, entre contingencia y la globalización de la comunicación, resulta hasta aburrida por muchos caminos que intente andar.
Si algo ha distinguido a Silvano Aureoles es la libertad que a todos sus colaboradores ha dado. Los deja -no sé si a todos los apoye-, pero sí los deja. Abre la puerta y permite el vuelo. De ahí que más de alguno emigrara a lo largo de los más de cinco años de gobierno.
En el mosaico de rostros y nombres que desde el estado aguardan pacientes, hay acaso tres o cuatro que algo los ha distinguido: la lealtad, la discreción y el compromiso.
Fieles a la causa, aguardan pacientes a que sea su mentor el que les marque los tiempos. No se avorazan ni se abalanzan. Los que están desde un principio: el vigilante de los dineros, Carlos Maldonado Mendoza; la coordinadora general de Comunicación Social, Julieta López Bautista; el titular de Semacdet, Ricardo Luna García y… párale de contar, creo.
Tres alfiles del gobierno silvanista que bien podrían dar la cara por el proyecto del único gran bastión que mantiene vivo al Partido de la Revolución Democrática, el PRD en el 20-21 y hasta en el contexto nacional.
Más a los dos primeros, para agravio de muchos, les ha tocado lidiar con un tema delicado y hasta escabroso: los dineros y la falta de.
¿Cómo entender un gobierno sin los recursos suficientes para funcionar? ¿Cómo entender políticas públicas que no lleguen a la población?
Julieta López Bautista se ha ganado la enemistad de quienes han quedado fuera del presupuesto. Su pecado ha sido priorizar lo importante y en el camino, desafortunadamente, los daños colaterales insisten en ponerle zancadilla.
Lo cierto es que la nacida en Chahuites, municipio de Oaxaca, -pero de corazón michoacano-, se ha consolidado como una de las mejores estrategas en la materia que le toca y ha dejado lejos los resultados de sus antecesores y sin el dispendio acostumbrado.
La oficina de la CGCS se convirtió en una productiva plataforma, construyendo campañas, unificando el mensaje de gobierno y poniendo a trabajar a todas las dependencias en el tema de la comunicación social e interna.
Julieta López merece el crédito de la creación y consolidación del Observatorio de Medios en materia de género y derechos humanos; también, el difícil y espinoso proceso de transparentar la contratación de espacios publicitarios, un tema que era tabú y que dolió a muchos.
Un claro ejemplo de hasta dónde es relevante la comunicación en el gobierno, lo representa la Secretaría de Salud de Michoacán: epítome de eficiencia y eficacia en el mensaje de gobierno y, sin duda, el diamante de la administración silvanista.
El perfil de Julieta López es el ideal para varios partidos políticos, a propósito de la grandilocuente alianza presumida. Sin embargo, a la vista de este redactor, está más bien una pluri, la primera por cuestión de género, desde el Verde Ecologista de México. Al tiempo.