Familiares de presuntos “Templarios” muertos durante enfrentamientos con “autodefensas”, el Ejército o Policías Federales.
Familiares de presuntos “Templarios” muertos durante enfrentamientos con “autodefensas”, el Ejército o Policías Federales, viven momentos de terror al verse, según ellos, entre la furia de los civiles armados y el acoso de la PF.
Una mujer de aproximadamente 35 años se acercó a reporteros hospedados en un hotel del centro de este Corazón de la Tierra Caliente para pedir orientación de lo que debe hacer para terminar con “la agresión de los federales”.
“Mi marido murió en un enfrentamiento con los comunitarios y el gobierno al saber que era templario me cayeron a la casa para hacerme preguntas sobre los compañeros de él y me golpearon delante de mis hijos”, dijo la señora quien agrega que además de cargar con la responsabilidad de mantener a sus hijos, también con la culpas de su esposo, de lo cual no se siente culpable.
La denunciante dijo que se llama Amparo y se hacía acompañar por dos mujeres con menos edad que ella; su pareja murió hace menos de un mes y los últimos 15 días dice haber sufrido lo que nunca en su vida: “los azules (policías federales) se metieron a mi casa y me esculcaron todo, me querían obligar a que diera información de los jefes de mi marido, pero yo les dije que no sé nada, él nunca me dijo nada de su trabajo”.
Amparo ya no confía en nadie, porque dice que en Nueva Italia vio a muchos de los amigos de su marido vestidos de autodefensas, cuando en “diciembre todavía los vi en mi casa tomando vino con mi esposo y hablaban pestes de los comunitarios”.
“Lo que ya no aguantamos son las agresiones constantes de la Policía Federal y como ya no tengo quién me defienda, mi hijos y yo estamos indefensos”, dijo Amparo y pidió al Gobernador Fausto Vallejo que intervenga para que los federales no continúen los abusos contra familiares de personas señaladas de pertenecer al crimen organizado.
Sara, la otra mujer dijo ser afectada por las persecución de la PF, que desconoce el paradero de su cónyuge desde hace dos meses y que fue a su domicilio ubicado en Uruapan, para buscar al padre de su hija, “me rompieron la puerta de entrada y pusieron mi casa patas para arriba; buscaban droga y armas, pero no encontraron nada; nos apuntaron con las armas, no les importó que mis niños chillaran”, comentó.
La mujer cuya edad no rebasa los 25 años, está consciente de que “quien la haga que la pegue”, pero pide a las autoridades que vigilen a los policías federales porque “los mismos golpes que me dieron a mí se los van a dar a otras mujeres y a los niños, supe que en Morelia también andan haciendo lo mismo”, comentó Sara.
Durante el 2013 la Comisión Estatal de los Derechos Humanos recibió 100 quejas contra la Policía Federal y el Ejército Mexicano, por presuntos abusos contra la población civil de Michoacán.