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Chacaleo (Columna) Michoacán y la Ilusión de la Seguridad

Es cierto que durante los sexenios de Lázaro Cárdenas y Leonel Godoy, en Michoacán se descompuso el tema de la seguridad pública..

Michoacán y la Ilusión de la Seguridad


“La mentira más común es aquella con la que un hombre se engaña a sí mismo.

Engañar a los demás es un defecto relativamente vano”: Nietzsche

Es cierto que durante los sexenios de Lázaro Cárdenas y Leonel Godoy, en Michoacán se descompuso el tema de la seguridad pública a partir de la infiltración del crimen organizado en las estructuras responsables de prevenir y de perseguir los delitos; es verdad que los momentos más complicados en esta entidad, en materia de violencia, se vivieron en los 10 años de administraciones perredistas; pero también es una realidad que no hemos regresado a los índices de tranquilidad logrados en los tiempos de Víctor Manuel Tinoco Rubí, cuando esta demarcación política estaba en los primeros lugares de seguridad.

Cuando el Gobierno federal se hizo cargo de la seguridad pública y la procuración de justicia a llegada misma de Alfredo Castillo Cervantes como comisionado plenipotenciario, Michoacán ya había experimentado más de 6 años de operativos policiales y militares con resultados desastrosos: lo muertos se contaron por miles; las viudas y huérfanos se multiplicaron; el desempleo se potencializó y la economía cayó a niveles insospechados.

La llegada de las fuerzas federales causó buen ánimo entre los michoacanos más golpeados por las malas artes de Felipe Calderón y Leonel Godoy; para ese momento, a principios de Enero de 2014, los grupos de autodefensa se consolidaban en la Tierra Caliente y la alianza del Ejército, más que evidente, con los civiles armados era bien vista por la sociedad en general; pero al paso del tiempo, cuando el movimiento contra el crimen organizado se convirtió en la lucha entre bandos delincuenciales, la percepción de los Michoacanos cambió y los bonos de Alfredo Castillo fueron cada vez menos valiosos.

Es cierto que urgía una depuración de las corporaciones policiales y qué bueno que la hicieron; en verdad también ya le arrebataron el control de Michoacán a Los “Templarios”, sin duda algo muy relevante y bueno para los michoacanos; pero hoy vemos a las áreas de procuración de justicia y seguridad pública, plagadas de personajes con antecedentes penales; de igual manera, con todas las evidencias en la mano, la policía ha tomado el papel antes asumido por la delincuencia organizada en materia de secuestros y extorsión.

En otras entregas daré cuenta de los nombres de quienes, aun con antecedentes penales, ostentan mandos en la Secretaría de Seguridad Pública; alguno con recomendaciones de la Comisión Estatal de Derechos Humanos del Estado de México y con procesos en los Estados Unidos por posesión de cientos de miles de dólares.

La percepción de Alfredo Castillo Cervantes no es la misma del ciudadano común y corriente; en Michoacán lo homicidios no cesan; los robos de vehículos, lo reconoció en su comparecencia ante el Congreso del estado el procurador Martín Godoy, no bajan; es decir, lo delitos patrimoniales como fenómeno más dañino para la sociedad está más presente y ninguna autoridad es capaz de detenerlo.

A las personas ya les importa poco el que hayan abatido a Nazario Moreno, a Enrique Plancarte, a Francisco Galeana; a los habitantes de a pie le preocupa poco el que ya “estén cerca de Servando Gómez”; a la sociedad le interesa sentir segura su quincena, su casa, su auto, sus pertenencias todas.

La preocupación de lo michoacanos, de acuerdo a testimonios obtenidos por este reportero, aumenta cunado ven en las filas de la llamada Fuerza Rural a hombres reconocidos como pistoleros de los “Templarios” a quienes reconocen como “los perdonados”; también genera dudas el uso de vehículos de súper lujo como patrullas de esa policía creada a partir de la disolución de los grupos de autodefensa.

Es ilegal el uso, por cualquier persona, de vehículos robados o decomisados; el ilícito se convierte en algo muy grave cuando los objetos son utilizados por corporaciones policiales; no hay explicación que valga, porque la ley es muy clara al respecto.

Falta mucho por ver en Michoacán, entidad convertida desde siempre en un laboratorio político y ahora utilizada para los experimentos en materia de combate al crimen organizado; muchos hemos perdido la capacidad de asombro ante más de una década de incertidumbre y deterioro social, político y económico.

La tarea no es fácil, pero se hace más complicada cuando las autoridades le mienten a la sociedad; cuando maquillar índices delictivos se convierte en una práctica común se hace más daño porque una sociedad desinformada es un sociedad ciega; pero el mitómano se hace más daño a sí mismo y sucumbe ante el desprecio de la sociedad.
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